Para el que fuí, para los que fuimos, y para los que hicieron que eso suceda.
Era a las siete, me acuerdo
ratito más, rato menos
con tazón de leche lleno,
y galletitas, con suerte
entraba mi mamá al fuerte
que en mi niñez habitaba.
Me corría la frazada
y con un beso en la frente
decía : ..."Dale, está caliente,
tomá antes que se enfríe!!"...
Ni daba lugar al "píe"
la voz dulce de mi vieja.
Que con igual voz se queja
si piola, me quedo regio
y llego tarde al colegio
por quedarme otro ratito
en la cama calentito
provocando el chancletazo.
Me levantaba con paso
de condenado al cadalso
y como era medio falso
cuando al baño me metía
solo abría el agua fría
y la miraba de lejos.
..."Bicho feo, el del espejo"...
pensaba yo y me miraba
mientras secaba la baba
que ahí en la cara tenía
y así ya nomás me iba
al encuentro de mi hermano.
El algo más veterano
yo con cinco y el con siete
se leía las PETETE
de cabo a rabo me acuerdo
y yo que era medio lerdo
miraba los dibujitos.
La cuestión es que al poquito
venía la vieja "calzada"
el peine se le asomaba
de entre la mano derecha
y ahí nomás todas las mechas
en fila me las ponía
Y más aún que aquél día
había acto en nuestra escuela
yo limpito hasta las suelas
y el guardapolvos planchado
¡que lindo había quedado
parecía un caballero!
Hoy me peino solo, pero
todos los días recuerdo
miro el espejo y me pierdo
y vuelvo a aquellas mañanas
que lustraba la manzana
para comer al recreo
Que lejos todo, yo creo
que si hago fuerzas un día
venga mi vieja y sonría
al darme un beso en la frente
junto a la leche caliente
y un último "buenos días".
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